Todo el mundo sabe que el metal no tiene propiedades combustibles, pero a altas temperaturas el material se vuelve más flexible, capaz de adoptar varias formas, pierde su capacidad de carga. Tal propiedad durante un incendio puede provocar el colapso del edificio o parte de él, lo que es peligroso para la vida humana. Para evitar esto, se utilizan varios retardantes de fuego